Las hormigas argentinas nos invaden
Como si de Cristóbal Colón se tratase este pequeño insecto, nativo de América del Sur, conocido como hormiga Argentina (Linepithema sp) llegó accidentalmente en barcos comerciales a Europa y otras partes del mundo durante los siglos XIX y XX.
Simulando a aquellos colonos Españoles que una vez conquistaron sus tierras, esta especie cobra ahora su venganza convirtiéndose en una de las especies invasoras más extendidas hasta el momento a este lado del Atlántico. Tanto que ha llegado a suponer un problema ecológico no solo Europeo, si no a nivel mundial.
Nadie creería que un animal tan cotidiano e insignificante, a ojos humanos, pudiera llegar a conseguir el imperio más extendido y unido existente hasta el momento. Al vivir tan asociada, en gran medida, a las actividades humanas se difunde de manera inconsciente por medios de transporte humanos a grandes distancias. Una compleja red subterránea de hormigas funcionando como un solo organismo.
Y es que, como bien se dice, la unión hace la fuerza. De todas las especies existentes Linepithema humile es la mas exitosa y dañina. Esta pequeña hormiga reúne todas las características necesarias que la convierten en un invasor único y efectivo, empezando por el gran tamaño de sus colonias, la gran agresividad de sus obreras y la forma de establecer sus nidos, que puede llegar a valerse de una simple hojarasca.
A diferencia de lo que conocemos, este tipo de hormiga presenta poliginia, es decir, encontramos muchas reinas por colonia, cada una de estas reinas se hace con un grupo de obreras y emprenden una nueva colonización hacia lugares cercanos al primer núcleo, estableciendo una nueva colonia. De cada nuevo núcleo aparecerán nuevas reinas que seguirán extendiendo su conquista hasta límites insospechados. Lo sorprendente de todo esto, es que, esas obreras son capaces de reconocerse y mantienen el contacto entre todas las colonias cercanas y la colonia de origen. Este fenómeno es el denominado unicolonialidad, puesto que las diferentes colonias se comportan como si pertenecieran a una única. Nace así el mayor y mas organizado de los ejércitos conocido hasta el momento.
Este gran superorganismo ha causado ya la disminución de la diversidad, llegando a eliminar hormigas endémicas de ciertas zonas y a disminuir las poblaciones de insectos y vertebrados; incluso influyen en la polinización de algunas flores y en la dispersión de semillas, así como daños indirectos en cultivos al proteger a insectos-plaga para alimentarse de su melaza.
Pero, ¿cómo es posible que una hormiga cogida de una colonia portuguesa sea bien recibida en una colonia valenciana situada a cientos de kilómetros? Pues bien, al principio de los tiempos cuando esta hormiga pisa suelo Europeo, solo unas pocas hembras llegan y se establecen con éxito. Todas las colonias que ahora dominan el “otro lado del charco”, proceden de la misma “Eva” y comparten rasgos genéticos similares que permiten reconocer a todas las demás descendientes.
Sin embargo, ¿que pasaría si cogemos a una hormiga de una colonia Española y la dejásemos en suelo Argentino? Aún siendo la misma especie, y siendo su lugar de origen, no duraría con vida ni dos segundos en una colonia Sudamericana. Esto ocurre debido a que el número de hembras que crean descendientes en el Nuevo Mundo, es mucho mayor que el número de hembras que consiguieron llegar al otro lado del planeta. Por lo tanto, reconocer los rasgos genéticos de los descendientes es mucho más complicado y la relación entre colonias es mucho mas reducida.
Una vez más la historia se repite y somos nosotros mismos los que desencadenamos, directa o indirectamente los mayores problemas ecológicos a los que seguimos sin encontrar soluciones efectivas.
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