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El insecto que tiene un engranaje dentado en sus patas

A pesar del pomposo nombre, Issus coleoptratus es uno de esos insectos que uno puede encontrar en cualquier jardín de Inglaterra. Pertenece a la familia de los ísidos, es pequeño y extremadamente rápido. Igual que otros insectos saltadores, como la pulga o los saltamontes, el tiempo de reacción de estos animales es asombroso. En apenas 2 milisegundos, el insecto se proyecta hacia el cielo con una aceleración de unos 400 g's.

Cuando el zoólogo de la Universidad de Cambridge Malcolm Burrows y su equipo comenzaron a estudiar el mecanismo de salto no esperaban encontrar una rareza natural. Tal como publican en Science, este insecto es la primera criatura en la que se descubre un engranaje dentado similar al de nuestras máquinas, solo que en este caso es producto de la evolución.




Ninfa de Issus

Los científicos creen que la presión evolutiva - la carrera por saltar más rápido para huir de sus depredadores - es la causa de este curioso diseño. Cuando se trata de tiempos de reacción tan rápidos, ambas patas deben estar perfectamente coordinadas o de lo contrario, explica Burrows, el animal se desequilibrará y empezará a girar fuera de control. En los animales más grandes, como los canguros o las ranas, el sistema de salto está coordinado por el sistema nervioso, pero con los tiempos de reacción de estos insectos, la señal nerviosa tardaría más en llegar al cerebro y regresar a las patas que lo que tarda el mecanismo en ponerse en marcha.


Este mecanismo en forma de engranaje para unir ambas patas, argumenta Gregory Sutton, coautor del estudio, es particularmente eficiente para el mecanismo de salto que desarrolla el insecto. "Le permite saltar con gran precisión y velocidad en una dirección. Es un prototipo para un nuevo tipo de engranaje".

Pero ahí no acaban las sorpresas: resulta que el engranaje para el salto lo pierden en su etapa adulta y los insectos maduros sincronizan sus patas por fricción como el resto de chicharras. La hipótesis de los científicos es que también hay una explicación evolutiva: si uno de estos engranajes se estropea en un adulto, ya no hay manera de repararlo, y eso es un precio que, en la carrera por la supervivencia, los insectos de esta especie no se pueden permitir.

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